sábado, 30 de junio de 2012

Me voy para mi casa y me llevo el Departamento de Recursos Humanos conmigo!

Últimamente he notado una constante en los temas de conversación con la mayoría de las personas que me encuentro: el cambio de ruta. Por algún motivo, no se si es que llegamos a la mitad de año y la gente reevalúa sus metas o qué, pero hay muchas personas con ganas de un cambio en sus propias vidas. A todos nos pasa. Es totalmente normal.

Anteriormente hemos tratado el tema del cambio y he sido sumamente clara en mi posición sobre el mismo. Reitero, no debemos resistirnos al cambio. Es la única forma de crecer. Entre dos opciones, siendo la opción A quedarme donde estoy y la opción B cambiar, siempre elegiré la opción B. Siempre.

Creo que si de algo puedo estar segura es que hay que seguir nuestra intuición. La intuición nunca falla. Si te sientes acorralado en el trabajo que estás desarrollando, o piensas que no vas para ninguna parte, probablemente sea cierto. No hay aumento de salario cubierto en algodón de azúcar que valga cuando uno se siente miserable haciendo algo con lo que uno no se identifica.

Hace unos años un jefe -el mejor que he tenido por cierto- me iba a recomendar para un puesto. Yo no me identificaba con la ideología que la compañía estaba a punto de adoptar y preferí ser sincera conmigo misma y decirle que le agradecía el gesto, pero que prefería que no lo hiciera. Sorprendentemente, fue una decisión fácil de tomar, porque seguí mi intuición. Hice un ejercicio, que comparto contigo en este momento. Cerré los ojos y me imaginé haciendo lo que estaba acostumbrada a hacer. Aquí viene la prueba de fuego... Yo no me veía trabajando ahí. Yo era de las personas que se quedaba trabajando en la oficina pasada la hora de cierre, a veces me daba la madrugada y seguía trabajando. La verdad es que lo hacía con gusto porque comprendía el porqué hacíamos lo que hacíamos. Yo sabía que ese no sería el caso así que sin Plan B, renuncié a la idea de ese puesto.

El no tener un Plan B fue un obstáculo. Creo que siempre se debe tener un Plan B, Plan C y Plan D para todo, pero aún así, fue la mejor decisión que he tomado en mi vida. A menos de una semana de haber dejado el trabajo me llamaron de una compañía, que me pareció un excelente indicio ya que estaba preparada y lo que proponían sonaba más que bien. Para mi sorpresa, llegué y detesté a nivel molecular esa experiencia laboral que duró escasamente unos cuatro días. Esto me asustó. Primero porque empecé a pensar en mi estabilidad laboral, en lo acostumbrada que estaba a un ritmo de trabajo y luego empecé a dudar. La duda es algo normal, es el reality check. No creo que haya persona que no dude sus motivos en algún momento u otro, creo que es sano cuestionarse a uno mismo, eso sí, a solas, sin intermediarios. Al cuestionar los motivos por los que renunciaría a ese trabajo también concluí que las razones que tenía eran válidas y no di vuelta atrás. En menos de 15 días, recibí la llamada que cambió mi vida y acepté el nuevo reto que fue el que me dio la mayor satisfacción a nivel personal y profesional que he tenido en mi vida.

Las lecciones más importantes que aprendí son que uno no se debe desesperar. Si no tienes una buena razón para quedarte, esa es una excelente razón para irte. Debes tener el Plan B alineado, para que tu situación económica no se vea afectada y trázate metas realistas. Piensa cuánto tiempo necesitas para estar donde quieres estar y salta!

Ahora viene lo mejor. Si has leído hasta aquí, te mereces algo más. Te revelaré el secreto más importante que descubrí en este camino, que me ha tomado 3 años. No hay mejor oportunidad que la que creas para ti mismo.  Así de sencillo. No te voy a decir que es fácil, pero si te diré que vale la pena.

Hay gente para todo en la vida. Hay quienes nacen para el 9 a 5, para depender de un departamento de recursos humanos externo, para marcar tiempo en un reloj de pared lleno de gérmenes y existen las personas que se rebelan contra eso por completo, como yo. Hace unas semanas alguien me preguntó a qué me dedico, le dije que tengo 3 blogs. Para mi sorpresa, la persona me volvió a hacer la misma pregunta, como si yo no la hubiese entendido! Ahora bien, tengo que serte sincera, la clave está en tener un negocio o una fuente de ingreso que te permita la libertad para hacer con tu tiempo lo que quieres, lo que te gusta y lo que te hace feliz. Lo ideal es combinar tu pasión con tu negocio, pero ese no siempre es el caso y hay que ponerse creativo. Léase, bien creativo. 

Ahora trabajo más que antes, pero en lo que me gusta y lo que me llena. No cambio esto por nada del mundo. Una vez leí algo que se ha quedado conmigo por mucho tiempo like attracts like. Una vez tomas esa decisión, el Universo se encarga de ponerte gente clave en el camino. Si has leído la Ley de la Atracción o El Secreto, sabes de qué estoy hablando. Uno atrae a su vida gente con metas o gustos afines. Yo he sido muy afortundada de haber encontrado un grupo de apoyo tremendo, de gente que se siente igual que yo, que en algún momento dado experimentaron en su vida profesional la frustración del 9 a 5. Eso es importante, tener un sistema de apoyo que te respalde. Cuando te rodeas de gente que no cree en tus ideas, la carrera es tres veces más difícil. Si vas a hacer un cambio en tu vida profesional, trata de rodearte de gente que te anime. La gente o te drena o te inspira, por eso hay que saber escoger.

Hace dos párrafos te hablé sobre el departamento de recursos humanos externo... en mi opinión es al que estamos acostumbrados a ver en las compañías, que se encargan de los nombramientos, los ajustes salariales, las fiestecitas de cumpleaños, you get the feeling. Bueno, qué tal si empiezas a apostar por el departamento de recursos humanos interno? Tú eres tu propio recurso humano. Tú eres el responsable de tu nombramiento, tu ajuste salarial, tus vacaciones y todo lo bueno que debe llegar a tu vida. Todavía no entiendo como por más de 18 años puse todas esas cosas en manos de otras personas.

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