lunes, 25 de febrero de 2013

Perdiéndole el miedo al "No"...

Una de las cosas que más daño nos hacen a los seres humanos es estar "programados" para siempre decir que si. De pequeños nos enseñan a ser "acertivos", "positivos", a pensar en función del si. Hay campañas enteras diseñadas alrededor de premisas afirmativas, porque en general, es lo que la masa comprende. Ese "di que si" es lo que tiene al mundo como lo tiene.

Indistintamente si eres independiente o si trabajas en un 9 a 5, lo más seguro es que has sido víctima del "di que si".

Alguna vez te ha pasado esto?
- Alguien en tu oficina cumple años y no hay quien organice la fiestecita, todos te miran a ti como si no tuvieras nada mejor que hacer y a pesar de que ni conoces bien a la persona ni te importa una remolacha con su natalicio, terminas aceptando el reto y dices que si.

- Te refieren un cliente supremamente difícil, que sabes que va a dar problemas durante toda la distancia, te regatea el precio y terminas aceptando porque el dinero te viene bien.

- Estás en la fila del supermercado y de la nada aparece alguien con dos artículos y te pide que le dejes pagar, porque solo tiene dos artículos y tu tienes una canasta entera de víveres, y terminas diciéndole que si.

Si contestaste que si, este post es para ti.

Creo que el enfoque que se le da al no en tiempos modernos está equivocado. El NO es necesario. Tiene que haber límites para todo en la vida, en el campo laboral, sobretodo. Hay mucha gente fresca en el mundo que se duerme en sus laureles, porque sabe que siempre habrá gente como tu que asumirá el reto y dirá que si.

Lo cierto es que ser siempre tan afirmativo tiene repercusiones negativas en tu vida. Al decirle que si a algo, le dices que no a otra serie de cosas. Pongámoslo de esta manera, cada hora que yo le dedico a mi blog, es una hora que dejo de dedicarle a mi negocio de comunicaciones y viceversa. Procuro dedicarle el tiempo necesario a cada cliente y soy de las personas que se involucran en cada aspecto del proceso, lo cual es bueno, el relacionista público que no le gusta estar detrás de los detalles, pierde y pierde en grande. Sin embargo, esto ha sido un arma de doble filo. Al estar siempre pendiente de los detalles, se va mucho tiempo. Esto me ha hecho ser mucho más selectiva a la hora de aceptar clientes.

Como todo en la vida, hay clientes que valen la pena y clientes que no. Hay ocasiones en los que uno como freelance toma clientes, porque el negocio está lento, lo cual es un error, porque es tiempo que te puedes dedicar a crear o desarrollar tu propia visión. El tema es que a veces el dinero es lo que prevalece. Yo siempre tengo una cosa en mente, al momento de aceptar un cliente: siempre me digo a mi misma "la paz mental no tiene precio". Si sabes que es un cliente mala-paga y ruín, déjalo ir. Tan sencillo como eso. Si puedes pagar tus cuentas a fin de mes sin problema, déjalo ir. Me ha pasado que acepto un trabajo y de pronto me doy cuenta de que ya no puedo más con esa situación y no puedo ni dormir. Es un estrés y vives el día entero pensando cuándo rayos va a terminar esa pesadilla.

Pero en el fondo estoy segura de que siempre lo supe, siempre supe que ese cliente era malas noticias, pero me dejé llevar por el signo de dólar, o por lo que sea. Uno ve las señales, solo que decide ignorarlas, en gran parte porque es súper incómodo decir que NO, pero quién ha dicho que hay que aceptar todo lo que venga?

Por otro lado, hay situaciones que parecen ser favorables al principio pero que a la larga no te benefician. Es bueno hacer un "re-assesment" de tus prioridades y poder identificar claramente si lo que estás haciendo está o no alineado con tus metas. Esta evaluación es sana y sumamente necesaria a cada paso del camino.

Hay gente que te elige porque eres bueno. Es la confirmación de que estás haciendo las cosas bien. Lo que sucede es que algo en nuestro subconciente nos dice que si decimos que no, de pronto todas las oportunidades que hay se van a secar o algo por el estilo y eso no es así. No es cuestión de elegir, todos podemos elegir, el tema está en elegir bien.

Te dire un secreto: todos los recursos son renovables, menos uno: el tiempo. Siempre podrás conseguir un mejor empleo, un mejor proyecto, pedir más dinero, conseguir un inversionista que aporte capital a tus ideas, pero el tiempo que le dedicas a algo, no regresa y por ende no es renovable. Eso es lo que hace una buena estrategia, saber que tu tiempo es tu mejor recurso. Por eso tiene que valer la pena. Por otro lado, es fácil convertir tiempo en dinero, pero hacer lo opuesto es imposible.

Te dire otro secreto: esos clientes nacos y polos siempre seguirán llegando. Si crees que he alcanzado un nivel lo suficientemente alto en la piramide alimenticia que me permite vivir en un mundo en el que los clientes difíciles, mala-pagas, rateros y mente obtusa no existen, te equivocas. Me sigue llamando gente bien loca, que quiere que le dedique tiempo a su proyecto o a sus ideas retorcidas. Tan solo la semana pasada un cliente, en el afán de no pagar, fue capaz de decirme que su hermana se había cortado las venas "literalmente". Mi respuesta fue "Señor, eso es anecdótico.". 

Decir que no, te permite decir que si a otro universo de cosas. Si tienes techo, comida y ropa estás bien. Tienes que tener la absoluta certeza de que ese cliente ideal va a llegar y que esa persona o fundación con la que siempre soñaste trabajar, va a ser una de las próximas llamadas al teléfono. Hay cosas que te apasionan tanto en el momento, que las hacer por el placer que te produce hacerlas, por poco dinero, con topes absurdos y todo.

Mi consejo es que tienes que confiar en tu buen juicio. Si te encuentras diciéndote a ti mismo "si tuviera más tiempo haría esto, esto y esto..." tienes que reevaluar a qué le estás diciendo que si y darte cuenta de que le has dicho que no a lo que te apasiona.

xo


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